miércoles, 21 de abril de 2010

ÁgOrA


La película nos da a entender principalmente como las religiones de esa época han sido las grandes causantes de las guerras que se suscitaban en el mundo medieval, y en la época contemporánea esta situación se sigue dando pero con mayor discreción, por llamarlo de alguna forma.
Nos muestra a Hipatia, una mujer enamorada de la Astrología, la cual no se queda con la ideología que le inculcaban sus ancestros, o lo que predicaban los católicos, sino que ella busca su propia verdad frente al mundo en el que se desenvuelve, dando como resultado la guerra entre religiones, no para que existiera una sola religión; sino para ver quién se queda con el poder del pueblo, es decir; la religión católica se toma la biblioteca de Alejandría y con ello el pueblo entero.
Nos da una idea, la cual te hace ver como una cultura hace todo lo posible para que se mantenga su ideología intacta de generación en generación, y si alguien altera ese sistema de pensamiento; era considerado como un desadaptado social como diríamos en nuestra época.
Les impregnan el sentimiento de culpa desde muy pequeños, sin saber siquiera del porque de su condena, pero tras todo esto también nos da a entender que si tú sigues firme tu concepción de las cosas, nadie nunca podrá cambiar tu forma de pensar y sobre todo, podrás ser tu mismo.
Es lo que hizo Hipatia, nunca se dejo vender (por decirlo de alguna forma), de las tres “religiones” que existían en Alejandría y siguió su convicción de astrologa para poder descubrir las incógnitas que se hacía frente a los fenómenos naturales.

Esta joven nos da un ejemplo de vida, el cual es que nunca dejemos de decir lo que sentimos o lo que pensamos frente a las circunstancias de la vida, que en una época donde la mujer era considerada poco o nada, ella pudo romper con esos esquemas y se mantuvo firme con su concepción. Dándonos a entender que la libertad del ser humano viene desde su postura ideológica
Al mundo le han impregnado la idea de la dependencia de un “dios”, no es que me vaya en contra de las religiones, sino que pongo en tela de duda las cosas que las iglesias hacen en nombre de ese tal “DIOS”... Piénsenlo….


Quito-Kitumbe, el mito

Quitumbe o Kitumbe es hijo del cacique Tumbes. Su hermano menor se llamaba Otoya, quien por pelear mucho con el hermano mayor provocó que este se fuera del país. Ahí Quitumbe desposó a Llira, una doncella muy hermosa con quien tuvo un hijo llamado Guayanay. Por otro lado Otoya se quedó en la región de Manta y como cuentan fue devorado por los gigantes que llegaron ahí.
Kitumbe al oír las barbaridades que se cometían en su anterior tierra decide dejar la ciudad que fundó, llamada Tumbes en honor a su padre, y regresó. Estuvo en la isla Puná, pero emigró por el río Guayas y llegó a la meseta interandina. Finalmente se estableció ahí con los suyos, y lanzó los orígenes de un nuevo reino, al cual en honor a su fundador lo llamaron Quito.

Este mito explica el nacimiento del nombre de nuestra ciudad, así como la explicación de su fundación. Como todo pueblo antiguo, este, creo el relato de Quitumbe para poder trasladar un poco de la historia mítica a los nuevos descendientes y herederos de la cultura.
Como lo dice Eliade, los mitos; son construcciones un tanto soñadoras y fantasiosas pero que recaen en la posibilidad de explicar y visualizar la realidad.





La RuTa De LoS mOlOlItOs

Es impresionante saber cómo Quito es concebida a través de la forma de un puma, cuya columna vertebral se encuentra situada en la calle Matovelle, la cual por mucho tiempo, para mí, ha pasado desapercibida, sin conocer su historia, su origen, y sin darle el valor histórico que este suceso ocasiona.


Al seguir con nuestra jornada conocí que existen dos tipos diferentes de piedras que poseen determinadas características, unas eran lunares (azules), ya que hacían referencia a la luna. Mientras que las otras eran solares (rojas), y al juntarles mantenían una perfecta armonía en la construcción de las cuales estás eran parte.

El sendero de los Quitus está lleno de sorpresa y cada uno se junta como si fuera una perfecta sinfonía. Observe como encajaban perfectamente las piedras en las principales construcciones que tiene nuestra ciudad, la principal está ubicada en el Palacio de Gobierno en donde se encontraba una piedra que poseía ocho ángulos, era interesante mirar como esa piedra encajaba en ese lugar.


Encontramos al Dios Puma el cual muestra, verdaderamente, el centro exacto de la ciudad, ese centro el cual nos señala el equilibrio que tienen las energías que se encuentran en nuestra ciudad. La cara del puma se encuentra ubicada a unos cinco metros de la estatua de la independencia, quitando, en determinada forma, las raíces que llevamos dentro.

Mito según Mircea Eliade

Mircea Eliade (1907-1986) está considerado como uno de los más relevantes historiadores de las religiones. Nacido en Rumania y licenciado en filosofía en la universidad de Bucarest, se trasladó a los 21 años a la India, sintiendo que la educación en su país natal no podía aportarle algo que encontraba a humillar para comprender el alma humana -una carencia que intuyó que podría completar viviendo y asimilando la cultura oriental que la India podía ofrecerle.
Para el gran historiador de las religiones, Mircea Eliade, el mito es una realidad. No es sólo una imagen del pasado, sino un instrumento que el ser humano utiliza continuamente para percibir lo sagrado. Afirma que el mito relata una historia sagrada, un acontecimiento primordial que tuvo lugar en el tiempo.
El mito revela la sacralidad absoluta según Eliade, porque relata la actividad creadora de los dioses, el mito describe las diversas y a veces dramáticas irrupciones de lo sagrado en el mundo, entonces; dicho en una sola palabra: el mito se escribe en un -lapso sagrado de tiempo-.
Se trata evidentemente de realidades sagradas, pues “lo sagrado, es lo real”; afirma que cuanto más religioso es el hombre, mayor es la masa de modelos virtuosos. El mito muestra como ha venido a la existencia una realidad, sea esta la realidad total, el cosmos, o tan solo un fragmento de ella; una isla, un pedazo verde, una ilustración humana.